(tango)
Al lao’ de él….
Te dormías siempre…
Era como un somnífero,
después de las nueve…
No había caso...
Si se lo pasaban en el Barrio...
De barra en barra,
como regalo rechazao’…
Había que patiar el piso,
pa’que pronuncie una palabra…
Miraba fijo al cualquier lao’,
cayao’ como una piedra…
Eso si... y no les miento…
Cuando cazaba el micrófono...
Nadie lo podía parar,
como "chimento de "cuernos ...
Explotaba al aire,
como fuego de artificio…
En el momento mas insospechao’,
corcoveaba sin aviso...
Mientras tanto, les digo,
había que tenerle paciencia...
Las minas le huían ,
lo llamaban “Monasterio”…
Pero nadie lo entendía,
los ignorantes del Barrio…
El manejaba los silencios,
como un maestro de Música…
Hablaba mucho con la mirada,
con las palabras que él no decía…
Tenían mas fuerza,
que un “soneto” de Neruda…
Era aburrido como una “cola”,
pero había que entenderlo…
Valía el esfuerzo,
si no te dormías primero…
Daniel H. Guasti
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