(tango)
Lopecito era un ser muy tímido,
apoyado en el umbral de los silencios.
Jerga abstracta de la amistad,
con la bondad como hábito.
Poseía un corazón de payaso,
en el “macro” espacio de la generosidad…
Lo marcaba su fragilidad,
y su vestir pulcro y excéntrico…
Muchos lo tildaban de apocado,
nunca entendieron su hablar “tacaño”.
Decía cosas importantes en breves metáforas,
por eso…es que costaba entenderlo.
Escondía una oculta sabiduría,
pero algunos lo tomaban a la ligera.
Tenía un estilo propio no tener premuras
para interpretar la realidad…
Siempre dispuesto a ayudar,
y a quien lo necesitara.
Fue un buen compañero,
pero te olvidabas cuando estaba a tu lado.
Es que era tan cayao’,
que desaparecía como una sombra…
Nada le hacía tanta “meya”,
cuando sospechaba herir sentimientos.
Estando al lado de el te olvidabas por un momento,
de las duras cuentas de la vida,
Te otorgaba la paz prohibida,
que la realidad te niega…
Te levantaba el paisaje bucólico,
con su placidez explícita…
Nosotros bebíamos whisky… cognac…ginebra…
mientras él…su clásico “Mariposa”….
Cuando le preguntaban una tontería ,
siempre respondía con un …-No sé-…
Si había que hacerse “humo”, siempre se hacía “pie”.
seguro , que no te iba a dejar “en banda”.
Hasta que un día sus padres se separaron,
y se fue con su madre a Europa…
Pero …para nosotros,
Lopecito nunca nos dejó…
Lejos de aquí…
Nos devuelve el viento ...su inocente voz…
Daniel H Guasti
pisulinoal@yahoo.com.ar
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